Roberto Alcázar es un periodista e intrépido aventurero que viaja a Argentina en un trasatlántico, para cobrar una herencia. Durante el trayecto descubre a un polizón: Pedrín, un joven muchacho
al que adopta como ayudante. Unos años más tarde, Roberto pasa a trabajar como agente de la Interpol y sus aventuras adquieren un carácter cosmopolita al ser narradas desde los países más remotos del mundo.
Pedrín es un joven de 12 años, golfillo y maleducado que Roberto Alcázar descubre de polizón en un barco con destino a Argentina. Desde entonces se convierte en su ayudante y compañero en todas sus
aventuras. La expresión favorita de Pedrín era: "¡Atiza!".