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INSPECTOR DAN

Sin existencias

Agotado

“ En una atmósfera londinense, tenebrosa e inquietante, Dan (inspector de Scotland Yard) y su ayudante Stella, recorrerán sus calles llenas de intriga y misterio. ”

Descripción

Ficha técnica de la colección:

Autor: DARNIS, PEDRO ALFEREZ, EUGENIO GINER
Título: INSPECTOR DAN
Editorial: EDICIONES B
1ª Publicación: 1951
Dibujantes: DARNIS, PEDRO ALFEREZ, EUGENIO GINER, HIDALGO MACABICH, JULO VIVAS
Guionistas: FRANCISCO GONZÁLEZ LEDESMA, VÍCTOR MORA.
Género: POLICIACO
Personajes: INSPECTOR DAN, STELLA

 

Características de este artículo:

 

· Edición facsímil encuadernada
· 2 volúmenes
· 72 aventuras
· Formato apaisado 24 x 17 cm
· Blanco y negro
· Portadas en color

Autor

Biografía:

Eugenio Giner, (1924-1994), un artista de profunda elegancia a quien podríamos considerar sin duda el gran poeta del terror gráfico del tebeo español. Eugenio Giner es un artista virtuoso de la mancha de tinta al que hay que examinar con lupa, pues en las diminutas viñetas del Inspector Dan desarrolló un expresionismo gráfico cuya fuerza nace de las más arraigadas pesadillas infantiles: criminales resucitados, catacumbas, parajes siniestros, monstruos atormentados, asesinos enloquecidos, momias, espectros y hasta el mismo Satanás, adquirieron al pasar por la pluma de Giner visos de autenticidad y cierto grado de lirismo terrorífico.

En 1952 la Editorial Bruguera quiso exprimir el éxito de la serie y lanzó al mercado una serie de cuadernos semanales de la que se publicaron 72 números. Si bien algunos episodios estaban dibujados por un Eugenio Giner en el cenit de su maestría, pronto se alternaría a las tintas con otros artistas del tebeo como Oliver, Macabich, Pedro Alférez, León, Francisco Hidalgo y Julio Vivas.

Las portadas corrieron, por lo general, a cargo de Giner, quien tuvo una evolucién notoria a lo largo de la serie desde el estilo expresionista de Pulgarcito hacia otro menos tenebroso y de viñetas más amplias, pero también de Macabich y de Julio Vivas.

El último dibujante de Dan en el cuadernillo fue el elegante Julio Vivas, quien dibujaría algunas historietas nuevas a principios de los 70 y se encargaría de las portadas del refrito Bruguera publicado en la Coleccién Bravo, en la segunda parte de la misma década.

Se trata de Eugenio Giner en estado puro, antes de su evolucién a viñetas más grandes y llenas de luz en una evolucién que parecía la de la propia España: desde el oscurantismo de los años posteriores a la guerra civil al creciente aperturismo de los años 50.

Más información

Más información:

El Inspector Dan fue creado por Rafael González en 1947 para la revista Pulgarcito. Si hay un tebeo que haya ejemplificado como ninguno la fascinacién por la niebla londinense y lo tenebroso, por la cultura pulp de un Scotland Yard gótico donde se cruzan ecos del cine de la Universal y el recuerdo de Gaston Leroux, ese tebeo es nuestro y se llama El Inspector Dan. Ganó, en la España de la Posguerra, una inusitada y merecida fama durante décadas siendo contrapuesto a los otros personajes humorísticos que lo rodeaban.

Publicado en Pulgarcito a razón de una o dos páginas cada semana, el héroe dibujado con sorprendente maestría por Eugenio Giner supone el triunfo del ambiente sobre la historia. Cierto que hoy podemos leer sus aventuras con cierta condescencia absurda, considerando que sus muchísimos hallazgos narrativos han quedado desfasados por el correr de los tiempos, que sus planteamientos «terroríficos» demuestran una ingenuidad casi poética, pero no podemos olvidar en ningún momento las circunstancias en que el título se desarrolla, ni la portentosa puesta en escena.

El inspector Dan, heredero de Sherlock Holmes en su mismo teatro de operaciones, secundado por una colaboradora en las labores de investigación que de buenas a primeras pasaría a ser también su novia eterna (la bella Stella) y objeto a rescatar, a la vez que rescatadora del héroe, a las órdenes del grueso coronel Higgins, y, más adelante, obstaculizado por el inspector Simmons, alias «El Aguila Tuerta de Scotland Yard», es el suma y sigue de la est?ética en blanco y negro del cine de terror de los años treinta.

Sus historias son apresuradas, cargadas de manchas de negro y de viñetas múltiples que poco sabían entonces de concepciones de página, pero llenas de un encanto que demuestra que mucho de lo terrorífico en los medios proviene de su relación con la ingenuidad de los atavismos infantiles.

Los húmedos callejones y sótanos donde Dan y Stella son atropellados, aporreados, secuestrados, torturados y rescatados alternan con pasillos de museos o laboratorios secretos donde los inevitables sabios locos o magos de ultratumba realizan sus experimentos impíos. Todos los recursos del género del terror están sabiamente utilizados en las historias, desde el susto al descorrer una cortina, a la tensión de saberse observado por un monstruo, desde el escenario neblinoso donde rondan los espectros a las callejas donde la sombra de Jack el Destripador lega en otros herederos el sadismo de sus crímenes.

Es una serie mitómana antes de que se descubriera el significado del término, una mezcolanza de influencias y de apetencias literarias y cinematográficas donde, entre mujeres asesinadas en callejones perdidos e inevitables estrangulamientos (la forma favorita y sempiterna de los asesinos de este tebeo parece ser ésa, quizá un reflejo de los tiempos en que la pena de muerte y el garrote vil pesaban en la conciencia de los españolitos supervivientes a fusilamientos y encarcelamientos) pueden identificarse claramente a los mitos del terror como La Momia y a actores como Lon Chaney asomando sus mil caras espantosas. Hombres lobo y seres de pesadilla surgidos de las entrañas de Salisbury Castle, vampiros cinematográficos y reales, museos de cera y cementerios de asesinos, hasta un peculiar enfrentamiento con Fu Manchu.

Incluso Satanás ascendió al mundo de los mortales para enfrentarse al Inspector Dan, en una de las historias más recordables dibujadas por el gran Eugenio Giner. Porque hablar del Inspector Dan es hablar de su principal y más emblemático dibujante: Eugenio Giner.

Entre los abigarrados textos y las mínimas viñetas llenas de juegos de luces y sombras que Giner desarrolla a su gusto y forma (puesto que en el campo de la historieta apenas existían precedentes), alguna otra perla inaudita en su contexto: el juego paralelo de montaje entre realidad y ficción, entre silencio cinematográfico y sonido escrito en las viñetas de la aventura «La muerte estrella de cine», los primerísimos planos de ojos enloquecidos y manos que se alzan como garras para hacer mella en los cuellos que esperan atrayentes como la luz a las polillas.

Argumento

Argumento:

Nos encontramos con una atmósfera londinense, tenebrosa e inquietante, tachonada de oscuros callejones como cicatrices de un ciudad eminentemente nocturna y ancestral, donde la criminalidad y lo fantasmagórico formaban parte del paisaje urbano.

Dan (inspector de Scotland Yard), acompañado de su inseparable ayudante Stella y, en menor medida, del estrafalario Inspector Simmons, se enfrentará a una larga serie de criminales que merecerían ser reunidos en un Museo de Cera para ellos solos.

Personajes

El Inspector Dan, es miembro de la «patrulla volante» de Scotland Yard, suele enfrentarse a científicos locos, a vampiros y momias, a psicópatas de todo tipo, eso sí sin perder por ello la prestancia que le da su pipa, que le acompaña en las neblinosas calles de un Londres poblado de horrores.